Epígrafe: “Estoy
que no doy más, no va más. No puedo soportar las decepciones” de Desesperado
secuencia uno – Federico Mouras (Virus).
Hundido.
Era uno más. No le
atendía el teléfono y hacía tiempo ya que le habían cortado el celular por
falta de pago así que ella decidió caminar a su encuentro y brindarle apoyo, su
compañía. Alejandra no estaba en mejor situación.
Pero su amigo había
sabido lo que era tener un buen trabajo y hasta la promesa de un ascenso. Sólo
una promesa, ya que, de repente, todo había cambiado y demasiado rápido.
Además, el gobierno no hacía más que decepcionarlo, como a todos.
Preso de sus
deudas, él se encontraba al borde del desalojo, que decían podía ser frenado pero
el hombre no lo sabía, desesperado e indignado, y aislado.
¿Por qué? Si no
había necesidad de alejarse sino que era tiempo de unirse.
La mujer golpeó la
puerta del departamento, que era lo único que le quedaba por el momento.
Reflexionó un instante.
―Estoy que no
doy más, no va más. No puedo soportar las decepciones ―le había dicho.
Le había restado
importancia, peores cosas había escuchado en los últimos días. Tampoco le
sorprendía, todos tenían momentos en los cuales se hundían en el pesimismo. Sin
embargo, nunca había dejado de comunicarse con ella.
Gritó y golpeó y
una negativa débil se oyó o Alejandra creyó oír.
Enseguida, pensó en
buscar un cerrajero. Quería verlo, necesitaba comprobar que su preocupación era
infundada.
Insistió un poco
más.
No le abrió. Ya no
esperaba el milagro sino el final.
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