CUENTOS DE VERANO 2 - Vientos de libertad | V. R.

Epígrafe: “Búsquenme donde se detiene el viento, donde haya paz o no exista el tiempo” de En el país de la libertad – León Gieco.

Vientos de libertad.


Cansada de llorar, otra carta venía a aplacar la espera. El momento del reencuentro llegaría. Tenía fe.
Hacía tan sólo unos días desde que mi amor se había embarcado hacia tierras lejanas, con lo puesto y la esperanza como equipaje.
 “Era por el bien de los dos”, decía.
Nuestro país ya nada podía darnos, más que incertidumbre, sufrimiento y hambre. Nos acorralaba hacia el abismo. Y la posibilidad del viaje abría puertas que quizás nunca debieron abrirse.
La distancia desafiaría los límites de hasta dónde puede llegar nuestro amor y mi corazón va con él, junto a las mareas de cambio, impulsado por vientos de libertad.
Había dejado varios sobres antes de partir. Algún amigo me los entregaba.
No había lugar para miedos, pensar en el desarraigo o un futuro negro cuando el cielo celeste y el sol son testigos privilegiados de su travesía y así lo expresaba en su primera misiva.
¡No veía la hora de vivir esa misma experiencia! Deseaba más que nada volver a estar juntos. Contaba los días y las monedas para el pasaje. Ya casi…
¿Tormenta? ¿Qué significaba ello?
Unos meses me separaban de él y sus palabras llegaban como un aliciente: “Búsquenme donde se detiene el viento, donde haya paz o no exista el tiempo.”

Premonitorias palabras que me susurraban en el oído con una voz perdida en mi memoria, su voz, ahora que finalmente leía e intentaba asimilar el contenido de esta nueva nota, que no le pertenecía pues nunca llegaría a destino. Y yo tampoco.

                                      

Autora: Vanina Rodríguez.

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